1. El periodismo, el periodismo de investigación y el periodismo de datos

1.2. El periodismo de investigación

«La razón más habitual del fracaso de una historia no es una mala redacción, las citas manipuladas o una pobre elaboración, sino una investigación inadecuada.»

David Randall

El periodismo de investigación tiene algunos rasgos diferenciales:

1) Originalidad de la investigación

El periodismo consiste en hacer investigaciones originales, muchas veces usando materiales en bruto. Se puede llevar a cabo mediante una amplia serie de entrevistas o bien por medio de cifras. Muchos de los reportajes son consecuencia de un trabajo meticuloso del periodista, analizando la conexión entre datos que no se habían investigado previamente.

2) Informaciones relacionadas con negligencias o irregularidades de las que no se tienen pruebas

Hay que dedicarle tiempo si se trata de una cuestión de interés para los lectores, asumiendo que quizá la investigación no es fructífera y que «no hay tema». El periodismo de investigación empieza con la sospecha de que en un tema determinado están las señales de una buena historia. Lo primero que hay que hacer es poner en la balanza si la historia merece el esfuerzo y el tiempo requeridos para echarla adelante. Esta clase de piezas se pueden hacer sobre prácticamente cualquier ámbito de la vida pública, pero hay dos categorías que resultan especialmente fecundas: las actividades que están alejadas del escrutinio del público y las personas o entidades con relevancia pública.

Las empresas y entidades financieras, que generalmente han sido poco fiscalizadas, son un terreno muy fértil para la indagación periodística.

«Si ponemos la lupa sobre un plan de inversiones reciente lanzado con un gran despliegue publicitario, podemos apostar el sueldo a que sacaremos a la luz alguna información confidencial.»

Lo mismo pasa con algunos organismos, instituciones y empresas que desarrollan una actividad que ha sido muy poco controlada por parte de los medios de comunicación.

Hay algunos factores que pueden simplificar la tarea y mejorar la eficacia del reportero:

a) Conocer la legislación sobre el acceso público a la información

En Cataluña y el Estado español, la Ley de transparencia (una herramienta que todavía se utiliza poco en la mayoría de los medios) permite que los periodistas, y en realidad cualquier ciudadano, puedan solicitar información pública a la Administración. Hay muchos datos públicos (que no publicados) que están al alcance de cualquier persona, siempre y cuando conozca los procedimientos para requerir la información.

Las solicitudes no siempre son fructíferas, en el sentido de que hay organismos opacos que no quieren ofrecer información sobre su funcionamiento, sueldos de directivos, presupuestos, ingresos, etc., y que procurarán bloquearnos el acceso. En estos casos, en Cataluña, los periodistas podemos jugar la carta de la GAIP .

Si una institución nos deniega una información acogiéndose, por ejemplo, a la Ley de protección de datos, siempre podemos hacer una reclamación a esta comisión, justificando que, a nuestro entender, el derecho a la información pasa por encima de la negativa de la institución en cuestión. Es un recurso que los medios empiezan a utilizar.

Algunas investigaciones han surgido de documentos entregados a los periodistas, pero muchas más se han puesto en marcha cuando un reportero ha descubierto la existencia de registros y documentos a cuya consulta tenía acceso. En general, los organismos burocráticos no estarán deseando dar publicidad a la existencia de determinadas fuentes de información e incluso, en algunos casos, intentarán impedir que la gente se tome la molestia de consultarlas. Es importante que los periodistas descubran los documentos oficiales que existen, los examinen y los utilicen en sus investigaciones. También es recomendable hacer uso de las fuentes de referencia estandarizadas: los listados de publicaciones oficiales, los informes legislativos, las listas de organismos públicos, los registros mercantiles o los registros de las organizaciones que reciben financiación pública, etc.

Una buena lista de contactos es trascendental a la hora de hacer periodismo de investigación. Son útiles para cubrir una amplia gama de temas, orientar nuestras informaciones y facilitarnos la información. Diversificarlos: tener fuentes solo del ámbito institucional hará que siempre ofrezcamos la versión oficial de los hechos. En este sentido, es imprescindible abrir el foco: ¿qué tienen que decir los movimientos sociales? ¿Las plataformas ciudadanas? ¿El movimiento vecinal?

Hay un dicho histórico según el cual los periodistas somos expertos en todo y en nada. No obstante, lo cierto es que no somos hombres ni mujeres orquesta, y nuestros conocimientos son limitados. A la hora de hacer algunos reportajes, nos podemos encontrar fácilmente con el hecho de que la temática que hemos seleccionado se escapa ampliamente de nuestra zona de confort. Siempre está bien tener formación en una especialidad concreta a la hora de cubrir temas de economía, sociedad o cuestiones jurídicas, pero no podemos saber de todo. Por eso, se hace especialmente importante tener al alcance fuentes especializadas, que no tengan intereses específicos en el tema al que damos cobertura, que nos ayuden a entender y procesar mejor la información. En este sentido, es especialmente útil disponer del teléfono de sociólogos, juristas, politólogos o economistas «independientes», asumiendo que siempre tendrán su visión subjetiva de los datos, pero que no tengan una relación directa con el objeto de investigación. Si queremos hablar del juicio contra una farmacéutica, ¡no pediremos al abogado de la empresa en cuestión que nos analice su validez!

b) Conocimientos de informática (y más)

No solo (pero también) referida a la habilidad de rastrear en línea con eficacia, sino también a la capacidad de recurrir al software de bases de datos. La informática puede modificar la capacidad del periodismo de investigación, porque tiene la capacidad de ir más allá de las tradicionales anécdotas y entrevistas y aglutinar una cantidad muy amplia de pruebas documentales. [Ampliación al apartado «Periodismo de datos».]

¿Cómo podemos obtener buen material de cara a una investigación?

En primer lugar, saber qué tenemos que buscar: más allá de responder las 6 W, nos hacen falta detalles, anécdotas y contexto. Esta información adicional es lo que marca la diferencia entre una historia ordinaria y una buena historia.

  • Recolección de detalles: es importante construir una cronología exhaustiva de lo que ha pasado. No hay detalle tan insignificante que no valga la pena recoger, puesto que incluso los fragmentos diminutos pueden añadir peso a la historia muy por debajo de su calor aparente. En cierto modo, el detalle es la historia en muchos casos.
  • Anécdotas: incidentes o episodios que puedan resumirse en una o dos frases.
  • El telón de fondo: el entorno, el contexto y las partes relevantes del tema.
  • Perspectiva: el contexto a veces puede ser la parte vital de la historia, porque pone los hechos o acontecimientos en una perspectiva apropiada.
  • Recelar de las fuentes y de las páginas web: se tiene que desarrollar un radar capaz de detectar los lugares que no son de confianza, y plantearnos las mismas preguntas que nos haríamos con una fuente (¿quién está detrás?, ¿por qué ha publicado esta información?, ¿qué incluye?, ¿qué omite?).
  • Ser específicos con la búsqueda: métodos de búsqueda en línea como poner comillas en el concepto que se busca, poner los ítems AND u OR. Guías para la búsqueda en línea: searchenginewatch.com o researchbuzz.com.
  • Usar la aplicación de búsqueda avanzada, que permite afinar la búsqueda con parámetros o fechas.
  • Suscribirse a archivos en línea: por ejemplo, Google Alerts.
  • Hacer uso de las hemerotecas.

¿Cómo desarrollar una investigación?

«Los temas de las investigaciones llegan a los diarios por las vías más diversas: a partir de las informaciones de los contactos, por puro azar, a partir de una noticia en principio rutinaria y cuya magnitud amplían informaciones posteriores, gracias a las observaciones de los reporteros, a partir de informaciones corrientes que van complicándose o en las que se descubren interrogantes cada vez más interesantes cuando empezamos a indagar.»

Algunos consejos:

  • Conseguir y archivar todos los documentos pertinentes: aunque no los usemos en el momento de recibirlos, hay que guardar una documentación tan ingente como sea posible y no desprenderse de ella, porque nunca se sabe cuándo podrá ser útil. Meses después de que haya llegado a nuestras manos un informe de apariencia inocua, puede pasar algo que le otorgue una relevancia inesperada.
  • Transcribir todas las entrevistas y archivarlas: esto es particularmente importante cuando el proceso de investigación es largo o cuando colaboran varios reporteros. Merece la pena intercambiar notas para comprobar si se ha pasado por alto algún dato de importancia.
  • Ser persistentes: cuando se lee un relato sobre cualquier investigación, lo que más llama la atención es la persistencia de los reporteros.
  • Cultivar el trato con las fuentes mejor informadas: si una fuente establece ciertas reglas, hay que cumplirlas, pero esto no quiere decir que se tenga que dar crédito a todas sus palabras. Se tienen que respetar los acuerdos.
  • Las informaciones que finalmente lleguen a publicarse no han de tener ningún punto débil: publicar un artículo por el único motivo de que se le ha dedicado mucho tiempo es la mejor forma de abocarse al desastre. Los directivos y reporteros tendrán que adoptar en una fase avanzada de la investigación la decisión de irla publicando por entregas a medida que se lleva a cabo o, por el contrario, reservar los hallazgos para dar un gran golpe de efecto al final del proceso. En este segundo caso, es necesario establecer una fecha tope. Por otro lado, publicar conclusiones provisionales puede incitar a las fuentes a proporcionar más información o más datos de vital importancia.
  • Actuar clandestinamente: en algunas ocasiones excepcionales, la única manera de conseguir la información es de forma clandestina, por ejemplo, cuando estamos investigando un delito. Esta forma de trabajar implica siempre un cierto grado de engaño, así que el delito en cuestión tiene que ser suficientemente serio como para justificar esta falta de honradez. En segundo lugar, los riesgos físicos en tal situación pueden ser inmensos y perdurar incluso tiempo después de haber publicado nuestra historia. En tercer lugar, si estamos investigando actividades criminales bajo una identidad encubierta, podemos vernos obligados a participar en ellas, lo que hace que nuestros actos resulten todavía más difíciles, si no imposibles de defender. A veces, los periodistas han usado falsas identidades con el propósito fundamental de dejar a cuerpo descubierto el trato o maltrato recibido por varias víctimas de la sociedad, como los sintecho, los enfermos psíquicos o los drogadictos. Esta táctica requiere dotes interpretativas y, a veces, incluso un disfraz.