5.1. La construcción de la noticia: la teoría de las 6 W, la pirámide invertida y las entradillas
La teoría de las 6 W se basa en las seis preguntas que toda información, particularmente aquella que tenga carácter noticioso, tiene que poder responder con el fin de que el lector sepa de manera clara y completa qué se está explicando. Estas preguntas son, en su expresión inglesa: who? (‘¿quién o a quién?’), what? (‘¿qué?’), when? (‘¿cuándo?’), where? (‘¿dónde?’), why? (‘¿quién?’) y how? (‘¿cómo?’).
A la hora de redactar una noticia, los medios escritos han optado por responder estas preguntas siguiendo el esquema de la pirámide invertida; o lo que es lo mismo, el primer párrafo de la información (a partir de ahora, entradilla o lead) debe resolver las seis preguntas o, como mínimo, aquella que resulte más importante para focalizar al lector y, a medida que avanza el cuerpo de la pieza, se tiene que contestar de una manera más o menos explícita el resto. Esta forma de organizar la noticia ha sido la más extendida, y aún hoy es la que usan prioritariamente muchos medios escritos, porque se trata de una manera sencilla y eficaz de jerarquizar la información, y garantiza una comprensión inmediata por parte del lector, aunque no llegue a leer el texto entero.
El lead tiene una relevancia capital. Va seguido de una ampliación de las respuestas a las 6 W y de la presentación de la información de contexto en forma decreciente (situando siempre lo más importante en los primeros párrafos, y lo menos importante, en los últimos). En un momento de explosión de los soportes periodísticos y de boom informativo, de este primer párrafo depende en buena medida que el lector se aferre al texto o que lo descarte. Por eso, David Randall proponía una serie de claves para redactar una buena entradilla:
- Directa, concisa e inquietante: suprimir todo aquello que la recargue, así como cargos y nombres que se podrían dejar para el segundo párrafo, en caso de que no sean necesarios.
- La entradilla tiene que funcionar de manera independiente.
- No empezar la información con una cláusula subordinada, del tipo: «A pesar de que el número de homicidios aumenta…».
- No empezar una historia con números en dígitos, escribirlos en letras o buscar otra manera de empezar si la cifra es muy grande.
- No empezar una información con nombres de organismos oficiales, quizá mejor empezar con otra fórmula, como por ejemplo: «expertos alertan que…».
- Evitar, en la mayoría de los casos, empezar con citas (esto puede confundir al lector si no identificamos inmediatamente quién habla).
La mayoría de las personas que visitan una noticia en la web centran su máxima atención en la parte superior de la pieza informativa, y la escanean en forma de F, un esquema compatible con el de la pirámide invertida. Así lo demuestran los estudios de eyetracking.
La transformación de la pirámide invertida en la era digital
Con la crisis del periodismo imprimido y la explosión de internet, la mayoría de los lectores usan ahora el ordenador, los dispositivos móviles o las tabletas para leer las noticias. Por esta razón, la pirámide invertida se ha tenido que recontextualizar para adaptarse a la hipertextualidad, multimedialidad e interactividad propias de internet. Según el periodista Guillermo Franco, en la escritura por internet es importante captar la atención de los usuarios brindándoles información al instante, en lo que ha denominado «una pirámide invertida horizontal». Este concepto sugiere poner a la izquierda de la oración las palabras más importantes de la noticia. Hay tres niveles de uso de la pirámide invertida cuando se escribe una noticia en un medio digital.
- El lineal o básico: empezar el texto con lo más relevante –las 6 W– e ir presentando el resto de los párrafos en función de su importancia para entender el tema. Esto tiene que aparecer en una misma página web.
- La estructura: en este segundo nivel, el periodista debe jerarquizar la información, creando un primer párrafo en el que presente los datos y, después, mostrar un listado con los intertítulos en los cuales se divide la información.
- Los subtemas: el último nivel es la creación de un contenido dividido en subtemas que ya no estarían en la misma página web, sino en diferentes páginas vinculadas al sitio web inicial. En la página inicial, se tiene que presentar el lead y después se exponen los subtítulos que enlazan a la ampliación del contenido. Cuando se hace clic sobre cada uno de estos subtítulos, se abre una página nueva y el lector puede ver un contenido autónomo y completo que también puede tener otros enlaces para acceder a otra parte del contenido. A estas estructuras, Guillermo Franco las denomina «pirámides flotantes».
La adaptación de la redacción y la transformación de la pirámide invertida con el boom de internet y el surgimiento de nuevos medios digitales hacen que sea necesario introducir el concepto del hipertexto. El hipertexto configura un nuevo lenguaje para comunicarnos, construido a partir de frases cortas, con enlaces para profundizar y con elementos multimedia para enriquecer la información. Al mismo tiempo, esto representa:
- Una nueva manera de leer la información: la lectura ha dejado de ser pasiva para convertirse en activa, la manera en que el usuario lee es totalmente diferente. Antes recibía indicaciones de los creadores de contenidos sobre lo que tenía que leer y cómo hacerlo. Ahora, el lector es un individuo libre y sin vínculos, que puede navegar como quiera.
- Una nueva manera de organizar y presentar la información: no hay límites de espacio para presentar la información. La organización de los datos en una red de nodos interconectados mediante enlaces o hipervínculos permite profundizar de manera casi infinita.
- Enlaces: los hipervínculos son una parte esencial del hipertexto, y mediante clics consiguen llevar al usuario a contextualizar la información, no solo con publicaciones relacionadas, sino con cualquier dato posible que pueda aportar algo más a la lectura.
- Las respuestas a las preguntas de las 6 W exigían la contextualización del hecho narrado, lo que implicaba la necesidad de un espacio físico importante en el que se acumulaba la información. Si al lector solo le interesaban algunos de estos datos de contexto, podía verse saturado por la multitud de información y acabar desconectando del texto. Con el hipertexto, por el contrario, la contextualización se resuelve de una manera mucho más eficaz, porque los hipervínculos generan la posibilidad de ir saltando por los datos relacionados con la información.
A pesar de que el formato web ofrece herramientas que posibilitan una mejor organización de la información, el periodismo no tiene que perder de vista que no todos los textos necesitan una estructura hipertextual, y su abuso también es un error. Lo primordial es que el periodista sea consciente de que tiene que escribir siempre pensando en el lector, porque es él quien finalmente valida su existencia cuando decide leer o navegar por el contenido.
También hay otro tipo de pirámide vinculada al periodismo de datos, creada por Paul Bradshaw (2017), que describe los pasos para convertir la información bruta a la que accede el periodista hasta un producto que pueda ser publicable en un medio digital. La lógica en este caso es diferente, y tiene más que ver con la relación entre el redactor y la información que recoge para elaborar un reportaje usando datos.
- Compilar la información.
- Limpiarla hasta dejar aquello más relevante.
- Contextualizar los datos.
- Combinarlos para, finalmente, publicar la información.